Lucy Cabrera está acostumbrada a abrirle la puerta a los problemas. Con el paso de los años, la sala de su casa se convirtió en un despacho judicial. Dentro, bastan unas horas de diálogo para que la discusión más agitada termine con una solución. Lucy es conciliadora en equidad en Valle del Guamuez (Putumayo). Allí imparte una justicia basada en la amabilidad, la escucha y la igualdad.
Maria Eugenia Muñoz recuerda que la conoció a finales del 2018, en La Hormiga. Le sorprendieron su vocación y la confianza que muchos han puesto en ella: Lucy ha resuelto más de 1.300 conciliaciones y sigue contando. “Eso nos hace pensar que los procesos autocompositivos son viables, que las personas creen en los líderes porque tienen conocimiento y legitimidad”, dice María Eugenia, que ese día, como en otras jornadas, sintió orgullo por su trabajo. Ella es directora y fundadora de la organización Culturama, una ONG creada en el 2002 para mejorar las condiciones de vida de los putumayenses. Entre ellas se cuenta el acceso a la justicia, una prioridad con tintes de desafío.
Según el Índice de Acceso Efectivo a la Justicia del DNP, tan solo el 28% de la población del departamento puede acercarse a las instituciones. Ante tal panorama, los métodos autocompositivos, los Sistemas Locales de Justicia (SLJ) y los actores regionales son una respuesta para acercar a la ciudadanía y devolverles la confianza en la rama judicial. Si le preguntan qué tan viable es esta alternativa, Maria Eugenia contesta con emoción y confianza. Ella cree en su gente y en el talento que nace en el exótico Putumayo, como lo llama con cariño. “Hay líderes que pueden transformar estos territorios”, cuenta.